***El Premio Nobel de Literatura dejó una huella indeleble en la cultura literaria y política Premio Nobel de Literatura, novelista, ensayista, dramaturgo y filósofo francés nacido en Argelia, Albert Camus dejó una huella indeleble en la cultura literaria y política, con novelas como El extranjero, La peste yLa Caída; obras de teatro como Calígula y Los justos; y ensayos comoEl mito de Sísifo y El hombre rebelde. Este 4 de enero se cumplen 51 años de su fallecimiento en un accidente carretero en el trayecto de Lyon a París, en 1960. Nacido el 7 de noviembre de 1913 en Argelia, hijo de una empleada doméstica casi sorda y analfabeta de origen español y de un peón agrícola francés, quien murió en 1914 en la batalla del Marne en la Primera Guerra Mundial, Camus fue criado por su madre y su abuela, junto a un hermano mayor, en un pequeño apartamento de un barrio obrero de Argel. Así, forjó su obra durante los años trágicos de la Segunda Guerra Mundial y de la Guerra de Independencia de Argelia, comprometido con la defensa de la libertad y de la vida, y contra todas las ideologías. “Decía que quería hablar por aquellos que no tenían voz y que estaban oprimidos. Provenía de un medio en el cual la gente no tenía voz”, explica su hija, Catherine Camus, en alusión a la pobreza y al bajo nivel cultural de la familia de la que provenía su padre. A la edad de 44 años, en 1957, se le concedió a Albert Camus el Premio Nobel de Literatura por “el conjunto de una obra que pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy”. Camus falleció junto a un amigo con el que viajaba a París desde el sur de Francia cuando éste perdió el control del automóvil y se estrellaron contra un árbol. Entre los papeles que se le encontraron había un manuscrito inconcluso, El primer hombre (publicado en 1995), de fuerte contenido autobiográfico y gran belleza. Camus fue enterrado en Lourmarin, pueblo del sur de Francia en donde había comprado una casa. Camus realizó sus estudios en Argel, alentado por sus profesores, especialmente Louis Germain en la escuela primaria, a quien guardará total gratitud, hasta el punto de dedicarle su discurso de recepción del Premio Nobel; y también Jean Grenier, en el bachillerato, quien lo inició en la lectura de los filósofos, y especialmente le dio a conocer a Nietzsche. Comenzó a escribir a muy temprana edad: sus primeros textos fueron publicados en la revista Sud en 1932. Tras la conclusión del bachillerato obtuvo un diploma de estudios superiores en letras, en la rama de filosofía. La tuberculosis le impidió participar en el examen de licenciatura. A los 24 años publicó su primer libro, El derecho y el revés. Luego se instaló en París, donde asumió la dirección de la revista Combate, un periódico de la Resistencia al régimen del mariscal Philippe Pétain, que colaboraba con la ocupación de Francia por la Alemania nazi. En 1945, fue uno de los pocos intelectuales occidentales que denunciaron las armas atómicas, tras los bombardeos estadounidenses que destruyeron las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki. En el Mito de Sísifo, un ensayo publicado en 1942, expuso su filosofía de lo absurdo, la búsqueda de coherencia por el hombre y la condición humana. Tras un breve paso por el Partido Comunista, Camus criticó el totalitarismo en la Unión Soviética en El hombre rebelde (1951). En 1952 rompió con uno de los íconos de la intelectualidad francesa, Jean-Paul Sartre, luego de que fuese publicado en una revista que éste dirigía un artículo en el que se criticaba la rebeldía estética de Camus. La guerra de Argelia aísla a Camus, el pacifista. Su Llamado a la tregua civil lo margina en 1956 de la izquierda, que apoya la lucha por la independencia de su tierra natal. Ese mismo año publica La caída, donde critica el existencialismo. Dramaturgo y director de teatro, Camus mantuvo una intensa relación con la actriz española exiliada en Francia María Casares, hija de Santiago Casares, jefe de gobierno de la República española. Entre sus principales obras se encuentra El extranjero (1942), novela en la que describe las vicisitudes de un individuo incapaz de expresar “sentimientos” o de forjarse una “moral” acordes, que vive la escisión entre razón-sensación-emoción, y reacciona sin razón ni motivo aparente. Su novela La peste (1947) supone un cierto cambio en su pensamiento: la idea de la solidaridad y la capacidad de resistencia humana frente a la tragedia de vivir se impone a la noción del absurdo. La peste es a la vez una obra realista y alegórica, una reconstrucción mítica de los sentimientos del hombre europeo de la posguerra, de sus terrores más agobiantes. El autor precisó su nueva perspectiva en otros escritos, como el ensayo El hombre en rebeldía (1951) y en relatos breves como La caída y El exilio y el reino, obras en que orientó su moral de la rebeldía hacia un ideal que salvara los más altos valores morales y espirituales, cuya necesidad le parece tanto más evidente cuanto mayor es su convicción del absurdo del mundo. El periodista y escritor Olivier Todd, autor de una biografía de Camus, lo califica como “un escritor peligroso (porque) nos obliga a cuestionar muchas de nuestras convicciones”. |